
Como ya vengo diciendo hace tiempo, me encanta Assimil. La vida del creador del método da para película.
En esta entrada, voy a contarte la biografía del genio francés a caballo entre los siglos XIX y XX, cómo nació su peculiar método y los primeros pasos de su editorial, entre guerras, treguas y viajes.
Empecemos.
Índice
Historia de Assimil y de su fundador
El método nace en Francia de la mano de Alphonse Chérel allá por el 1929.
No se sabe mucho de cómo llegó a concebir su fórmula: lo que queda patente es que, si rompe moldes aún hoy en día, por aquellos años debió suponer una revolución.
Sin embargo, si juntamos la información suministrada por la misma empresa, unos recortes de prensa, un puñado de entrevistas y lo contado en el libreto My tailor is rich: Assimil, 80 ans d’histoire por Annie Fave y Marcel Lévy, logramos hacernos una idea más completa.
Hemos de dar un paso atrás, por los finales del siglo XIX.
Chérel viene al mundo en Rennes, capital de la lloviosa y ventosa Bretaña, en el año del Señor de 1882, el 2 de junio.
Nace al lado de la explanada del Campo de Marte, renombrada esplanade Général de Gaulle el 27 de noviembre de 1970, dieciocho días después de la muerte del octogenario Presidente de la República.
El joven Alphonse, de todos modos, vive más en detalle en Romazé, en la campaña cercana.
Ahí, su padre ejerce de molinero en el molino en manos de la familia desde 1794 mientras que el niño cursa la escuela en Rennes.
Es ahí donde por primera vez oye el inglés y donde vislumbra, sin ser aún consciente de ello, el empleo que lo hará llegar allá donde tenía que llegar: el preceptor para familias acaudaladas.
Como todo buen aventurero en ciernes, no escatima lecturas, sobre todo – surprise surprise – de viajes.
Hasta luego siglo XIX, bienvenido siglo XX
En 1902, nuestro héroe bretón, recién sacado el bachiller, se topa con un anuncio en un periódico local.
Una familia inglesa busca un tutor para enseñar francés a los niños. La mecha ha prendido.

Se marcha para Londres, enseña francés y aprende inglés sobre la marcha. Hasta que… no puede más.
Berlín le llama. Es el 1906 y el joven francés tiene sed de Alemania, de su cultura y de sus burbujas. Y aprende alemán.
Repite la misma experiencia, quedándose hasta 1909. Ya le ha cogido el tranquillo, no puede parar.
El mensaje del hermano desde Moscú, de que – quelle surprise! – buscan un preceptor, le empuja allá de inmediato.
Así, mientras va dando clases de francés en una familia aristocrática, aprende ruso. En la Rusia del zar Nicolás II se queda hasta el comienzo de la primera guerra mundial.
Ahora debe volver a su tierra para cumplir el servicio militar.
Los vientos de la Primera Guerra Mundial comienzan a soplar
Chérel tiene 32 años. Es poliglota: l’armée française tiene la sensatez de alistarlo en calidad de traductor.
Le envían a Turquía. En los Dardanelos es herido y los medicamentos para paliar el dolor le provocan tres días de coma.
Cuando despierta, entre delirios balbucea en alemán. Mal asunto, Alphonse. 😵
El ejército lo toma por espía de Alemania y lo interroga para aseverar de qué bando es el poliglota bretón. Su situación se aclara, la salud mejora, la guerra se acaba. ¿Y ahora qué?
Ahora, va para España. Aprende español mientras lleva a cabo traducciones para costearse la estancia.
Su fama de culo de mal asiento no para de crecer: deja España y se va para Italia. Sobra decir lo que aprendió estando allí.
Aquí se da un caso más único que raro: el de un hombre del norte que, después de haber pasado un tiempo entre Italia y España, decide que lo mejor es volver… a Berlín.

Pero la ciudad ya no es lo que era.
Por un lado, obvió la regla básica según la cual no hay que volver donde uno fue feliz.
Por otro, los años transcurridos desde la derrota alemana no habían logrado aliviar el clima de su capital. Decepcionado, va a París y se percata de tres cosas:
- Ya tiene una edad
- Debe sentar cabeza
- Se le dan la mar de bien las lenguas
Constata que no existen manuales prácticos de aprendizaje de idiomas, y que la única manera de dominar uno era mediante onerosos desembolsos en clases particulares.
Entonces, pone en papel su fórmula de aprendizaje autodidacta: un calendario con una frase a leer y repetir por cada día del año.
Lo publicó en un almanaque: la semilla de Assimil ha sido plantada.
Conoce a un diseñador y caricaturista, que le acompañará hasta los ’70: Pierre Soymier, toda una institución en el país galo.
Él escribe, Soymier dibuja: el producto tiene éxito, el público quiere más (en esto, los assimilistas no hemos cambiado).
Basta de historietas sueltas, el pueblo clama un método estructurado.
La semilla ha brotado.
El método llega y es tal y como lo conocemos hoy: una lección breve cada día, con contenido de dificultad gradual, historietas simpáticas, dibujos divertidos y una lección de revisión de puntos gramaticales y de las principales cosas a tener en cuenta.

Desde el principio de sus peregrinaciones por Europa, hasta la búsqueda de una imprenta para su creación acabada, Monsieur Chérel desarrolla el método de la asimilación intuitiva.
El nombre de la empresa es consecuencia lógica del principio: Assimil de assimiler, assimilation, presentado de modo que el mundo entero se quede con la marca.
El hermano Georges se suma a la iniciativa como gestor, y con la publicación de L’Anglais Sains Peine en 1929, querido amigo, la era Assimil comienza.
A pesar de todo, los primeros pasos son modestos: faltará tiempo antes de que aquello de My tailor is rich but my English is poor se vuelva viral.
La editorial imprime los volúmenes en la imprenta de Emile Busson, los hermanos Chérel los almacenan en los sótanos del hotel (cuyo director les dio su bendición) donde se han establecido y las entregas se hacen en bici por París y en tren+bici fuera de la capital.
De paso, a raíz de un accidente de bici y de una herida mal curada, Alphonse pierde una pierna.
Pero llega el éxito: las ventas despegan y la firma da señas de moverse al compás de la innovación tecnológica: a partir del 1933, las colecciones Assimil tendrán grabaciones.
Son los vinilos de 78 RPM, que están a la venta pero también son distribuidos a la radio, ya que bien poca gente tiene gramófonos de estos tiempos.
En 1933, en el curso de una entrevista para la revista Savoir, el genial y reservado francés se descubrirá un poco.
Dirá de sí:
Soy un humanista convencido de que entenderse, es un paso hacia la comprensión universal. Me gusta descubrir un país, entender su cultura, escuchar la sonoridad de su lengua. No soy un lingüista, en el sentido latino del término, más bien un curioso estimulado por la pasión de los intercambios internacionales.
Con los vientos que soplaban desde Alemania, toda una declaración.
El periodista explicará, tras la entrevista, que “el hombre es callado, casi secreto y a cada instante se le siente bosquejar nuevas ideas”.

Y finalmente, Alphonse se casa, deja la capital para mudarse a Dordoña, engendra dos hijos.
El golpe bajo de la Segunda Guerra Mundial
A la lengua de Shakespeare se suman italiano, español, alemán y ruso.
Pero llega la segunda guerra mundial y con ella el estancamiento: falta papel, falta tinta, pero no falta mercado.
El Alemán Sin Esfuerzo, debido a las ocurrencias del conflicto, pues, es el método que gana por goleada: el único problema es que… en dicha edición hay caricaturas del Führer y de Göring: mal asunto para Alphonse y para el diseñador Soymier.
Las copias existentes son retiradas, Alphonse pasa 4 meses en prisión y Soymier es obligado a proveer la obra de nuevos dibujos. Al fin y al cabo, les fue de lujo.
Chérel y el globo terráqueo entero salen de la masacre bélica, por fin. El poliglota bretón ha cumplido 63 años, la jubilación le tienta pero el mercado y su producto han empezado a volar otra vez.
Se reanuda la historia de un éxito.
Aunque con una sola pierna y cansado por la edad, en 1953 se lanza una vez más: va con su hijo por la isla de Jersey, Reino Unido y Portugal: en este viaje le transmite su legado a su vástago Jean-Loup.
En tierras lusas, aprovecharán para aprender la lengua los dos y redactar Le Portugais Sans Peine.
Alphonse pasa el testigo a su hijo Jean-Loup
Alphonse Chérel morirá en 1959 y afortunadamente Jean-Loup cogerá el relevo, después de algún año y de la primera edición de El Griego Sin Esfuerzo salida de sus manos.
Hoy es aún un miembro de la familia el encargado de liderar la maison d’édition hacia el futuro: Yannick Chérel, nieto del fundador, Director General de la compañía.

Los primeros métodos fueron…
El Inglés Sin Esfuerzo, Assimil (pack con CD audio y MP3)
El Italiano Sin Esfuerzo, Assimil (pack con CD audio y MP3)
Spanish With Ease, Assimil (pack con CD audio y MP3)
El Alemán Sin Esfuerzo, Assimil (pack con CD audio y MP3)
El Ruso Sin Esfuerzo, Assimil (pack con CD audio y MP3)
Lecturas extra recomendadas
Si te intriga explorar un poco el trasfondo histórico de la época que le tocó vivir a Alphonse, estos libros podrían apetecerte:
Historia de Francia, de Guillaume de Bertier de Sauvigny: sintetiza y aclara la historia de Francia como pocos.
El libro publicado por el profesor e historiador francés por primera vez en 1998, sigue siendo una referencia, si lo que buscas es un cuadro general.
Conclusiones
Aquí hemos llegado. ¿Conocías esta saga? ¿Qué opinas al respecto?
Mi opinión es clara: Alphonse Chérel se merecería un biopic: una historia de superación, creatividad, inquietud; ganas de ver el mundo, conocer sus gentes y ayudar a otros a hacer lo mismo.
De momento es todo. Ah, ¡no!
¡Un segundo!
Si esta entrada ha sido de tu agrado, podría interesarte echar un ojo a las otras acerca de Assimil:
Métodos Assimil: La Reseña Más Completa y Honesta
Assimil Árabe: Mi Opinión Sobre el Método
Assimil Holandés: Mi Opinión y Resultados
Assimil Alemán: Mi Opinión Sobre El Método Autodidacta
Assimil se quedará en mi radar y volveré a escribir sobre eso.
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¡Mantente atento!
Tu asesor lingüístico personal,
Fabio
Hola Fabio!
Mi madre fue a trabajar a Francia en los 60 y como no tenia tiempo de acudir a ninguna escuela, aprendio leyendo un libro por la noche. Todavia lo conserva! Es de Assimil, una edicion de la epoca.
Los de ahora son distintos pero el suyo tampoco estaba mal!
Buen post!
Buenas José Luis,
no es el primer caso que me llega al oído 😉 Yo tengo a los modernos y a muchos de los antiguos, y tienes razón. Estaban muy bien. Pero pasa el tiempo, cambia la sociedad, y los métodos se deben adaptar.
¡Gracias y un saludo!
Ciao Fabio,
Conosci per caso altre biografie di Alphonse Cherel?
Ottimo articolo, interessante come sempre, grazie!
Roby
Ciao Roby, ne ho cercate a destra e a manca, senza trovarne. Se dovessi trovarne una, plis avvertici!
Grazie!
Ciao Fabio, ho appena scoperto il tuo blog e ne sono stato rapito! I post sono davvero completi, interessanti e piacevolmente scritti. Anch’io sono un appassionato “linguista” e un grande fan Assimil. Ti seguirò con grande piacere. Non conoscevo la biografica di Alphonse Chérel, effettivamente sarebbe degna di un bel film, strano che nessuno ci abbia mai pensato (sarà il cocciuto monolinguismo d’Oltralpe?). A presto!
Grande Yari!
Infatti la vita di Monsieur Chérel ha tutti gli ingredienti di un gran biopic. È stato un avventuriero, imprenditore, soldato e visionario in un’epoca convulsa.
E grazie a lui legioni di appassionati come noi imparano dall’inglese al finlandese 🙂
Grazie e a presto!
Muy interesante esa biografía, gracias! La descobri por acaso, buscando informaciones para un amigo panameño que quiere aprender francés. El método L’Espagnol Sans Peine es el primero que me llegó entre las manos en los ahora distantes años 70, y desde entonces los he praticamente coleccionado. No voy a repetir lo que todos dicen sobre la eficiencia del método, funciona muy bien sí, para quien está dispuesto a estudiar solo, regularmente y con dedicación. Pero debo decir que los límites del concepto se encuentran cuando uno quiere aprender idiomas no indoeuropeos. El indonesio, sin mayores problemas, es un idioma facilísimo que usa el alfabeto latino, pero tailandés, chino, japonés, árabe, etc. son otra historia, aprender solo con Assimil no es tan fácil! Felicitaciones por el blog, un fuerte abrazo!
¡Grande Pierre-Yves!
Pues sí, estamos de acuerdo 🙂